Su madre vivía en la calle. La recogimos porque estaba embarazada y delgada, no queríamos que parir en la calle le costara la vida a ella y a sus pequeños. Ellos ya comen solos, y están sanos, fuertes y con unas enormes ganas de jugar. Todos, madre e hijos, esperan que aparezcan esas familias que les aporten seguridad y les permitan a ellos arrancar sonrisas a todo el mundo, porque son preciosos.
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