Llegó con su hermanos de distintas camadas, Aldo y Aris, aterrorizados, apretados en un mismo transportín, llenos de vómitos y caca y su dueña mintiendo diciendo que se los habían colado en la caseta.
Lo peor es que sigue teniendo a los padres y la historia continuará y continuará, ni siquiera llevaba el DNI para saber dónde vivía. Que gentuza.
La gente se cree que los de las protectoras somos tontas, no entiendo porqué la gente no va de cara y empieza siempre mintiendo. Lo bueno es que siempre sacamos la verdad , y en el estado lamentable que tenía los perros, mejor vida van a tener con nosotras.
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