Tara estaba abandonada cerca de los cortijos de Santa Fe. Una familia rumana le daba de comer y cuando hacía fría le permitían entrar en el cortijo a dormir y nos pidieron ayuda con su castración. Cuando la castramos, vimos que era una perra muy buena y nada conflictiva, por la que decidimos buscarle un hogar y no dejar que volviera a mendigar por la calle. Tara es una perra joven y muy buena. Obedece con facilidad y le gusta jugar.
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