Una noche salíamos de casa y de repente se nos acercó un gatito pequeño. Apenas maullaba, estaba afónico, pero ronroneaba muy fuerte, pidiendo mimos. Lo trajimos a casa porque ¿cómo podíamos dejarlo?
Milo merece un buen hogar donde le quieran y le cuiden, aprende muy rápido y es muy cariñoso (podría pasarse horas en brazos). No le cuesta conocer gente, ni a otros gatos. Le gusta mucho tomar el sol y descubrir escondites.
Milo está hecho para querer y que le quieran.
Utilizamos cookies propias y de terceros para fines analíticos y para mostrarte publicidad personalizada en base a un perfil elaborado a partir de tus hábitos de navegación (por ejemplo, páginas visitadas). Clica aquí para más información .