Milo llegó al refugio desnutrido y casi sin pelo, las patas traseras las tenía muy débiles y mostraba timidez. Comía con avidez, por lo que teníamos que ir controlando su alimentación.
Rápidamente se hizo amiguito nuestro y salía de paseo con toda normalidad.
Ahora Milo está fuerte como un toro, le ha salido un pelo brillante y negro, y tiene un tono muscular espectacular. Y no sólo eso... ¡Ahora Milo nos busca para jugar!
Milo es un perro que ha vivido en el olvido. Sin traumas pero en soledad y descuido. Y ahora a vuelto a nacer. Nosotros ya no podemos hacer nada más por él.
¿Y tú?
Utilizamos cookies propias y de terceros para fines analíticos y para mostrarte publicidad personalizada en base a un perfil elaborado a partir de tus hábitos de navegación (por ejemplo, páginas visitadas). Clica aquí para más información .