La vida de Floyd ha tenido que ser triste. Con sus dos años acabó en una perrera imaginamos que por su ceguera. Estar en un chenil rodeado de ladridos, ruidos...es muy duro para cualquier animal, más para uno ciego. Es un perro de buen carácter, compatible con otros perros (de momento no está testado con más animales) que busca una familia especial que le ayude a ver que no todos los humanos somos iguales.
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