Después de un aviso recogimos a Pompón y la llevamos al veterinario.
No sabíamos como encontraríamos al animal porque de lejos veíamos como andaba mal y su pelo estaba muy sucio.
Nuestra primera sorpresa fue que nada más montarla en el coche se nos subía encima para comernos a besos. Ella nos daba las gracias, y nosotros ya sabíamos que sería una perrita muy especial.
Estas son las historias por las que nosotros nos apuntamos al voluntariado. No sabemos cuanto tiempo pero Pompón ha sufrido al vivir en la calle, le han mordido, posiblemente le atropelló un coche y curó ella sola...toda una vida de desdichas.
Pero ahora empieza lo bueno sobretodo cuando podamos entregarla a una verdadera familia.
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