Este pobre perrito abuelito ha vivido una vida difícil y tiene cicatrices para demostrarlo. Y aún así es tan tan bueno. Él es feliz y tranquilo. Busca contacto. Esta obediente y deja manejar. Él está muy triste en su jaula. Él babea mucho dentro de la jaula, por lo que probablemente esté estresado. ¡Pero luego lo sacas y él es un perrito tan feliz! Él tiene una mirada intensa en sus ojos, y si él pudiera hablar, dirían: ¿Puedes ser mi amigo? ¿Me puedes ayudar? Este es un chico realmente especial.
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