Desde pequeño, Pulque conoció la peor parte del ser humano, hasta que fue a parar a nosotros. Sus principios en la protectora fueron duros, se mostraba nervioso y desconfiado. Pero, sin duda, es un perro con mucha resiliencia y poco a poco fue volviendo a confiar en el ser humano. Ahora es un perro noble, atento, amoroso, obediente y tranquilo. Pasea muy bien. Al principio es desconfiado con otros perros, aunque nada que no se pueda mejorar con unas pautas y trabajo diario. Sin duda, se lo merece.