Lía tiene una historia bastante triste, difícil y compleja, de la que solo podemos dar ciertas pinceladas para que se pueda entender, pues en poco tiempo pasó sentirse querida y de vivir en un hogar feliz a verse relegada en un pequeño espacio en la ventana por “un miembro de la familia”. De tal modo, para salvaguardarla y protegerla de lo que pudiera suceder ha sido cedida y ha venido a vivir al albergue.
Lía es una gata casera, cariñosa, buena, dulce, bonita, con una penetrante mirada ambarina que te enamora en cuanto la conoces y que disfruta de los mimos, juegos y arrumacos. Ahora solo quiere olvidarse de los malos momentos y encontrar un nuevo hogar, una nueva familia donde ser la reina del sofá, de la casa y de su corazón.