A Bruno lo tenían en un estado deplorable sus antiguos 'cuidadores', viviendo en una especie de mini patio, sin poder resguardarse, rodeado de heces, caquéxico y anémico; gracias a la presión de los vecinos se tramitó denuncia a través de la fundación Faada y nosotros nos ofrecimos a acogerlo. Finalmente decidieron cederlo y aquí empezó su nueva vida.
Hemos logrado qué engorde, que no regurgite nada de comida y que sea un perro feliz.
Sólo había que eliminar el pienso de su dieta y darle alimentación natural muchas veces y poca ración. Ahora ya hace sólo dos tomas, hemos recuperado su microbiota y su estado de ánimo. Juega, es feliz, y súper obediente. Es un perro muy sensible, algo tímido al principio con la gente desconocida (normal si no salía nunca a la calle y vivía recluido entre cuatro paredes); es muy cariñoso y bueno, una joya que merece tener ya un hogar de verdad.
Fundación para el Asesoramiento y Acción en Defensa de los Animales
Barcelona