Este perrete fue rescatado de una vida bastante mala, pasando frío, hambre, sed… detrás de una valla, pero ahora sabe lo que es el respeto y que alguien mire por él y le cuide.
Está en una casa de acogida, convive con otros perretes sin problema, comparte espacio, paseos, y poco a poco va aprendiendo las rutinas. Ha debido pasar hambre y cuando ve comida aunque no sea para él quiere comérselo todo, aunque ya va entendiendo que siempre va a tener un plato de comida. Con personas, niños se relaciona fenomenal. Mueve el rabo en cualquier situación.
ODIN es un buen compañero para compartir tu vida, quieres conocerle??