Hace unos días alguien que iba paseando por un pueblo de Sevilla vio un pequeño perro asustado, sucio y muy delgado.
Esa perra era Elka, su mirada pedía ayuda y no pudimos dejarla sola en la calle a su suerte.
Unos días después ha cogido peso, y ha ganado confianza. Ella es sociable, asustadiza al principio pero estable y cariñosa. Merece vivir feliz y tranquila en un hogar.
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