Bulma fué recogida con sus orejas cortadas a tijera ( imaginaos el trauma que esto puede suponer). Su llegada a nuestras instalaciones fue la de muchos, sobrepasada con los ladridos, personas desconocidas etc... Se presentó miedosa sin querer contacto con nadie, pero con confianza, tiempo y respeto (algo que cualquier animal reclama), afortunadamente salió de ese estado.
Ahora es una perrita equilibrada, que se relaciona genial con otros peludos, llegando a tirar de la correa durante los paseos para saludar a otros perros que pasan cerca.
Su nivel de actividad es alta e inicialmente no presenta problemas frente al ruido del tráfico.
Es una perra joven que por fin está descubriendo las maravillas del mundo y de la vida en general y que merece una familia que le haga muy feliz.
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