Leo fue adoptado en el albergue cuando era un gatito de pocos meses, pero al cabo de cuatro años lo devolvieron junto a Neptuno, el otro gato con el que convivía desde pequeño.
Al principio lo pasó fatal y se le notaba tristón, pero su maravillosa casa de acogida le ha dado todo el amor humano y gatuno que necesitaba para volver a ser el gato de siempre.
Leo es un gato bueno, tranquilo y cariñoso que se toma muy bien su medicación. Además, nadie puede negar lo increíblemente bello que es.
A pesar de todas estas maravillosas cualidades, la poca gente que pregunta por él se echa para atrás, lo cual nos da mucha pena porque es un gato ideal de sofá, mantita y película. No dudéis en conocerlo y darle la oportunidad de volver a encontrar la familia que tanto se merece.
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