Pitillo no tuvo una vida fácil. Sus propietarios lo tenían atado todo el día.
Cuando llegó al refugio era un poco desconfiado y estaba delgadito. Ahora ya es un perro super cariñoso y rechoncho.
Le gusta que le tires la pelota y salir a pasear, va muy bien con la correa.
No está acostumbrado a convivir con otros perros por lo que es preferible la adopción de él solo.
Un perro ideal para pasear por el campo y en sitios tranquilos.
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