Publicado el 28/05/2009
Una historia que se repite con demasiada frecuentecia es la de que el habitat de una colonia callejera de gatos se convierte en una obra.
Muchas de estas colonias felinas son atendidas y controladas por personal voluntario perteneciente o relacionado con asociaciones protectoras de animales.
El tener a una colonia felina por vecinos mantiene un perímetro libre de ratas y ratones y el cuidado de estas colonias por parte de estos voluntarios mantiene un control para que no se incremente el número de individuos en estas colonias (los gatos son esterilizados y son más tranquilos y no procrean ni dan serenatas nocturnas) y un control sanitario al mantenerlos con las vacunas al día y proporcionándoles agua y comida en buen estado. Gatos sanos y felices y pacíficos que nos mantienen la zona limpia de roedores.
Cuando una de estas colonias es invadida por una obra lo que se suele hacer
es trasladarles a otra zona en donde puedan permanecer sin peligro para ellos.
En Ruzafa, un barrio de Valencia (España), las voluntarias que cuidan a una de estas colonias se encuentran con que los obreros no les permiten el acceso para poder capturar a los gatos para instalarlos en otro lugar y además les vuelcan los platos con comida (pienso seco).
La obra es del Ayuntamiento y los responsables municipales no se prestan a ofrecer ninguna solución por lo que este grupo de voluntarias ha puesto una denuncia al Ayuntamiento con la petición de poder entrar a rescatar a los gatos.