La dulce Frida con esa mirada tan penetrante que ni pestañea te observa y te mira siguiéndote con esos ojos de color miel esperando recibir de ti un abrazo una caricia, un beso o una mirada. Quieta y paciente espera ese tan ansiado momento sin llegar a ladrarte ni llamar la atención, ella espera y espera con esa educación que la caracteriza. Con sus compañeros es igual, buena y paciente. Sabe pasear a la correa y sigue tu ritmo.
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