Vulnerables, ocho cachorros expuestos en una simple caja. Por suerte, alguien con buen corazón pasaba por allí. A salvo en una casa de acogida crecieron y fueron encontrando su hogar, menos uno.
Pongo tuvo que entrar al albergue, donde esperábamos que tuviera más suerte, pero no fue así, pasaba el tiempo y nadie se fijaba en él, empezaba a cansarse de esa rutina estresante. Sufría y echaba de menos lo que ya conocía como un hogar, nos hizo ver que ya no aguantaba más allí, nos rompía el corazón, pero, por fin, volvió a aparecer alguien de gran corazón, ¡una casa de acogida temporal!
Pongo está totalmente recuperado, feliz y fuerte, ha vuelto a desprender esa alegría que lo hace único, es maravilloso verlo con otros peluditos correr.
Deseamos que no vuelva a perder ese brillo que se refleja en sus ojos, necesita que aparezca su angelito que pueda compartir momentos increíbles el resto de su vida.