Rubio fue cedido junto a Moreno, Linda y Bambi por su dueño, un cazador que ya no los quería: la eterna historia y sufrida vida de galgos y podencos, entre otras muchas razas que se ven perjudicadas por la caza.
Rubio es un afortunado y todo un campeón. Por fin, su vida ha cambiado y el terror que veíamos en sus ojos los primeros días ha ido desapareciendo. Con paciencia, tiempo y mucho amor, se ha acostumbrado al contacto con personas y, ahora, se pone muy contento cuando entras a saludarle, a jugar con él o a darle de comer.
Es un perro muy mimoso, bueno y dócil. Pasea genial con la correa y sabe estar tranquilo y, también, estar activo en los momentos que se requiere, pudiendo hacer con él muchas actividades y excursiones. En casa se porta genial y es un perro muy agradecido.
Es juguetón, le encanta corretear y saltar tanto con personas como con perros. Es sociable con otros perros y con gatos.