Después de que su propia familia quisiera abandonarle en la perrera, Quique estuvo muy desconfiado y asustado, los primeros días en el albergue fueron duros...
Pero no ha necesitado mucho tiempo para demostrar el maravilloso gato que en realidad es. Dulce, cariñoso y muy tranquilo. Reclama constantemente atenciones.
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