Ulises y Unai son dos hermanitos que dejaron en el albergue y eran tan sumamente pequeñitos que parecían dos ratitas con los ojos cerrados en vez de dos gatetes. Como sucede en tantos caso, hubo que buscar rápidamente una nodriza que pudiese atenderlos a todo momento para darles los biberones, estimularlos, mantenerlos calentitos, y que así pudiesen salir adelante. Ahora están creciendo fuertes, sanos y felices para llegar a convertirse en dos gatazos pizpiretos, juguetones, cariñosos y guapos que alegren la vida de algún humano noble que los siga cuidando por el resto de sus largas vidas.
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