Wayler ha pasado toda su (corta) vida siendo cuidado y querido en un hogar, desde que una mujer se hiciese cargo de él en acogida cuando solo era un pequeño cachorro (su familia original quería deshacerse de él y sus hermanos, incluso amenazaba con matarles de hambre).
Esta mujer ha tenido que volver repentinamente a su país y Wayler se ha encontrado de pronto encerrado en un chenil.
Es muy listo, muy muy cariñoso y juguetón ya que es aún muy joven. Tiene ganas de relacionarse con todo ser viviente.
Su nivel de energía es medio-alto. Cuando entramos en su chenil se revoluciona y juguetea a lo loco y es que el pobre se desvive por los pocos ratitos que les podemos dedicar. Es un comportamiento provocado por la soledad y el encierro a tan temprana edad. Sin embargo cuando sale del chenil y nos ponemos a pasear, es bastante tranquilo haciendo que sea un momento bastante ameno. Además se desenvuelve sin problemas antes las situaciones de tráfico.
Es sociable con otros perros y se comunica con ellos sin dificultad.
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