Este rubiales nos trae locos, y es que vemos como el encierro prolongado le esta jugando una mala pasada.
Necesita la actividad que solo una familia puede ofrecer ya que es un podenco pequeñajo y joven que necesita caminar, olfatear e intereactuar con el entorno y no vivir enjaulado día tras día.
Pupi es el típico caso de cómo un encierro enmascara al verdadero perro que es, ya que conocemos su historia previa de primera mano y a día de hoy no es el mismo animal que llegó a nuestro albergue.
De entrada no busca tus caricias y tienen una manera muy especial de demostrar su vínculo y su afecto, y es que no debemos olvidar que los podencos son únicos y solo ellos tienen un caracter especial que enamora a muchos.
No es apto on gatos.
Ayudemos a que Pupi pueda recobrar el equilibrio y la estabilidad y que pueda sacar al maravilloso perro lleva dentro.
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