Durante más de diez años Mía vivió con los que ella consideraba su familia, sin embargo, debido a su edad, comenzó a sufrir problemas de salud oculares y relacionados con alergias. Parece ser que su familia no podía hacerse cargo de sus cuidados y decidieron que la mejor solución era dejarla en el albergue.
Mía es una abuelita encantadora, tímida pero dulce, que necesita un hogar donde no la vuelvan a abandonar. Llegar al albergue es muy duro para cualquier animal, pero los abuelitos son los que peor lo pasan, por mucho que los voluntarios les cuidemos lo mejor posible, nunca será lo mismo que un hogar y tras prácticamente una vida entera dentro de una casa, la jaula fría es un lugar desolador. No es apta con gatos.
Mía ha tenido la suerte de encontrar un hogar de acogida donde esperar hasta que llegue su familia definitiva, aún le queda mucho amor por dar y ella también merece una segunda oportunidad.
