Carta de Falo a Whisky

Publicado el 28/10/2012

Un homenaje a los "invisibles", esos grandes entrañables

Extraído del Diario de Falo

Hace unos días llegó esta carta a La Pontiga:

"Querido Whisky:

Lo primero, quiero pedirte disculpas por haberme ido de la finca sin tan siquiera despedirme pero ya sabes cómo son las cosas, a veces tenemos que tomar decisiones sobre la marcha, sin tiempo a nada.

Carta de Falo

El otro día, cuando te dije que me iba a dar un paseo, en realidad iba al veterinario. Llevaba unos días encontrándome un poco pachucho, la verdad.
Allí, mientras explicaban que tenía un poco de infección y que necesitaba tomar unos antibióticos, les oí decir que me iban a llevar a vivir a una casita con finca, que ya estaba muy mayor (¡Muy mayor yo! Estuve a punto de morderles el culo) y que necesitaba un sitio cómodo y calentito donde pasar los años que me quedaran. Al principio pensé que estaban locas, mi sitio estaba en La Pontiga, justo a la entrada donde podía enterarme de todo lo que ocurre pero luego me di cuenta de que eso no era más que un puntito de orgullo. Se me debe de haber pegado por tratar con humanos tantos años.

Así que aquí estoy, viviendo con una gente estupenda y con otros compis perrunos. Es una cosa estupenda tener una familia ¿sabes? Me he encontrado aquí a algunos viejos amigos a los que hacía mucho tiempo que no veía. Están Osiris y Linda. Me gusta tomar el solecillo a la puerta de casa, tengo una huerta por la que pasear y olisquear todo lo que quiera y, desde el camino, puedo vigilar unas cabritillas que tiene el vecino en la finca de al lado. No sé si te lo habré comentado alguna vez pero siempre tuve la ilusión de ser un perro pastor y ya ves, al final lo he conseguido. Hazme caso, nunca olvides tus ilusiones, Whisky.

Al principio había pensado en escribirte para encargarte que siguieras tú con mi trabajo en la Pontiga: que fueras contando en el foro todo lo que ocurría en el refugio, que te encargaras de darle la bienvenida a los nuevos, de despedirte de los que se iban, de ronronear a los voluntarios para que se sintieran a gusto... todas esas cosillas que he venido haciendo todos estos años. Pero, después de darle vueltas al asunto un tiempo, me he dado cuenta de que esa no va a ser tu labor. He recordado tus primeros días en la Ponti, tu cara de susto, tu inseguridad. Te he visto crecer, ganar confianza, convertirte en un perro hecho y derecho ¡No sabes lo orgulloso que estoy de ti! Y ahora pienso que tu sitio no está ahí, que ya estás listo para encontrar tu propia familia, como he hecho yo, y sé que eso ocurrirá pronto, puedes creerme.

He renunciado a dejar mi testigo a nadie porque no necesito hacerlo. Los perros sabemos de esas cosas mucho más que los humanos, no necesitamos saber de cargos, ni de puestos, ni de ninguna de esas tonterías. Cuando sea necesario contar algo, alguno de vosotros lo hará, no te preocupes.

Si te escribo esta carta es porque quería que supieras que todo va bien. Porque estos últimos días me he dado cuenta de que todo va a ir bien siempre, (sea lo que sea eso que los humanos llaman siempre), porque siempre habrá algún humano loco que nos mire a los ojos como a un igual. Como todos esos voluntarios que hemos visto pasar por la protectora que lo darán todo por nosotros, todos esos locos de los que nos hemos reído viéndolos resbalar entre la nieve y el barro en invierno, y achicharrarse al sol en verano, con lo bien que estábamos tú y yo en nuestras casetas, que volvían una y otra vez a pesar de todo, que parecen no saber rendirse nunca. Ya sé que no son muchos pero, ahora sé que cada vez serán más. No dejes de mirarles a los ojos, Whisky, porque merece la pena encontrarse con esa mirada. Y confía en ellos, como has confiado en mí todo este tiempo, porque son buena gente, te lo aseguro.

Bueno, creo que no se me olvida nada. Da recuerdos de mi parte a toda la panda, os echaré de menos. Da también muchos lametones a todos los voluntarios, sé que les hará ilusión. Me voy a echar un ratito que estoy un poco cansado. Entre tú y yo, creo que sí estoy un poquito mayor, pero no se te ocurra contarlo por ahí que te mato.

Hasta siempre

Falo"

Falo

Falo nos dejó en octubre de 2012. Durante los once años que compartió con nosotros no hizo otra cosa que transmitir su alegría.

Los sueños de Falo para Whisky también se cumplieron: está feliz con su nueva familia, que lo adora.

Autor: Falo, veterano de La Pontiga
Texto extraído del Diario de Falo

Los "invisibles" son aquellos que aparentemente nunca son vistos por quienes tienen intención de adoptar. Son seres increíblemente entrañables y que dejan una huella imborrable en aquellos que tienen la suerte de conocerlos. Muchos de ellos, por no decir la mayoría, nunca llegan a ser adoptados y terminan sus días sin conocer el calor de una familia ni el hogar de un sofá. Por suerte muchos de ellos sienten el refugio que les acogió como su hogar y a los voluntarios que les cuidan como su familia. Sin embargo cuesta entender cómo nadie decidió llevarles a casa.

Razas